Pensando en cada cosa que rodea mi día a día, cada palabra que intenta construirme, cada símbolo que hace que me de cuenta de cómo debo formar mi verdad, cada sentimiento transmitido por la cantidad de emociones que puede llegar a recoger un minuto, me doy cuenta de cual interesante e importante resulta saber aprender de cada cosa, y saber separar así, las que nos convienen de las que no.
Nunca creí en ningún modo de poder, tales como religión, política, violencia o cualquier otro, en el que se clasifique a la gente, creando así separatismos ideológicos, o simplemente se anule cualquier manera de vivir, pensar o actuar diferente a la establecida o esperada por cada uno de dichos modos, creando estos, una verdad manipulada, simplemente a favor de unos pocos.
A lo largo de mi vida he aprendido que la gran mayoría de la gente, necesita de un pastor, rey o cualquier otro mando ficticio, capaz de guiar, ordenar o pensar por y para cada uno de los siervos, dejando así su verdadero “yo” en un rincón, y dejar llevar su vida tan pasivamente por el camino marcado por otro, ya sea lógico o no. Quizás, a mi modo de ver, la comodidad o simplemente la sumisión de ver en los demás la vida necesitada para cada uno, y dejar así sus ideas a merced de los demás, siendo siempre esclavos de una verdad imaginada por los demás, y montada para lucro ajeno, cerrando así los ojos del rebaño de tal modo, que cualquiera es feliz caminando por cualquier camino creado por otros sin pararse a pensar en el verdadero fin de este, o por lo menos, reconociendo que cualquier otro camino, paralelo o no, es igual de valido que el elegido por cada uno.
La hipocresía, madre de la lógica en estos tiempos, guiada por el dinero y la avaricia, deja olvidados a un lado, valores básicos de la vida, tales como el amor, amistad o cualquier otra virtud cercana a la libertad, pero no a la libertad personal e imaginaria que nos hacen creer que llevamos, creada por los diferentes focos represivos, si no, a la simple libertad, sin más, a la que no conoce rencores, ni sabe de odios o ataduras, a la libertad universal, la que nos regala la naturaleza, la que nos deja aprender a su alrededor, con maneras tan simples como complicadas a la vez, forjando una vida y un verdadero yo, sin intentar crear nada, simplemente tomando lo que hay alrededor, respetando la vida y la naturaleza como una misma ley, sin ser estas leyes previamente establecidas, más que el don y regalo de vivir. Claro está, que estas leyes, no son productivas para algo tan falso y ficticio como puede ser el dinero, padre de todos los egoísmos, y centro vital para la gran mayoría de la civilización occidental, esclava de este gran invento, capaz de hacer que deseemos perder nuestros verdaderos propósitos y funciones aquí para dejarnos llevar a un mundo lleno de necesidades manipuladas, disfrazadas y encaminadas en falsas esperanzas de una vida justa y cómoda, para algunos, claro, porque el cerco es tan pequeño, que no cabemos todos, quedando así, fuera de el, cualquiera que este hundido en la miseria, es más, cualquiera que intente salir de el, se verá marcado por la sociedad como loco, gandul o cualquier otro adjetivo falto de sentido... diría que entre estos, es donde yo me encuentro... muy agustito, por cierto...
...Que paseis un muy feliz día!!!
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